Por Teresa Gatto
“El Juego del Modelo es el juego de las resonancias
creadas por la reescritura del Modelo”
Leónidas Lamborghini, El Jugador, el Juego. [i]
El asedio al universo evitiano, se ha dado desde el mismo momento en que la figura de María Eva Duarte, alcanza las dimensiones colosales de primera desaparecida, mártir, abanderada de los humildes, madre de los malqueridos y también la soez escritura en un muro de “Viva el cáncer”.
Ella tampoco escapó a su destino latinoamericano, sólo que lo atravesó después, cuando su cadáver fue abusado de distintos modos y formas escondido como si fuera el escapulario que los grasitas usarían para destruir la ignominia dictatorial.
El texto de Patricia Suarez merodea esos meses anteriores, cuando ella está condenada y terminal pero siempre en extraescena. Así los servidores de la casa, suben y bajan, algunos oran, otros temen perder el empleo y otra se prueba la ropa de la Señora, porque ansía un destino mejor.
El receptor sólo sabe qué ocurre arriba por estos dichos que, inaugural, la servidumbre de las piezas de Moliere conocía mejor que los amos.
La escenografía es absolutamente funcional a lo que se desea representar pero se complejiza con un biombo que además de ser ruidoso, podría no moverse, cuando ya sabemos qué función cumple y el diseño de luces logrado, trastabilla cuando sólo apela a un recurso, tal vez, ya demodé, el apagón. Hay, creo, humildemente, muchos modos de mostrar los cambios de día o de escena.
El resto de la puesta está hecha con enorme entusiasmo que a veces juega malas pasadas, porque el desborde de energía no se da con la diégesis sino más bien con un nerviosismo lógico que seguramente con el correr de las funciones desaparecerá, ya que todos los intérpretes tienen sus momentos de lucimiento.
Roberto Vallejos maneja muy bien los tiempos de la dirección y el final que uno sospecha previsible no lo es. No porque no ocurra lo que ya sabemos que ocurrió el 26 de Julio de 1952, sino porque lo que se juegan son destinos, destinos que pueden ir a parar al desamparo de la ausencia de la abanderada.
Y en eso la obra acierta porque: Alejandro Botto, Melody Llarens, Inge Martin y Agustina Peres, por diversos motivos, en ese cuchicheo continuo lo único que están mostrando son los seres de sus personajes que arropados aún en el postrer momento, se verán tan desamparados cuando la razón de ser, de estar, de tener un techo desaparezca.
Convencida de que el trabajo y el deseo llevan a los artistas a alcanzar lugares inimaginables, creo que Las 20 y 25 es una puesta que merece la chance de la sala colmada toda vez que aborda esa ucronía con enorme respeto y sin apelar a lo ya sabido, con momentos de gran hilaridad.
Ficha Artístico/ Técnica
Autora: Patricia Suárez
Actúan: Alejandro Botto, Melody Llarens, Inge Martin, Agustina Peres
Vestuario: Vanesa Abramovich
Escenografía: Vanesa Abramovich
Iluminación: Adrián Cintioli
Asistencia de dirección: Guadalupe Borrajo
Dirección: Roberto Vallejos
EL TINGLADO TEATRO
Mario Bravo 948
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4863-1188
Web: http://www.teatroeltinglado.com.ar
Entrada: $ 300,00 - Sábado - 22:30 hs - Hasta el 17/11/2018
[i] Lamborghini, Leónidas, El jugador, el juego, pág. 11, Ediciones Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2007.
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