YUNA SOY YO. Y Nadie Más



La obra dirigida por Horacio Peña e interpretada de modo magistral por Marcela Ferradás, además de contar con una adaptación de ésta última, logradísima, es una puesta en acto de lo que una actriz puede potenciar re-presentando cuestiones de género y la "otredad" tan negada.

Por Teresa Gatto

 

"(...) al escucharme a mí misma me confundían los ruidos de adentro de mi cabeza y el sibilante fluir de la palabra y quedaba boquiabierta pensando que existían palabras gordas y palabras flacas, palabras negras y blancas, palabras locas y criteriosas, palabras que dormían en los diccionarios y que nadie usaba” 
Aurora Venturini - Las Primas

 

La excusa, como si fuera necesaria, es la vernissage de una retropesctiva de la pintora Yuna Riglos. Una voz icónica del teatro nacional (Horacio Peña) ,la presenta brevemente en off y agradece nuestra presencia.
Yuna, en un trabajo magistral de actuaciòn de Marcela Ferradás dirá 5 o 10 palabras de protocolo y ceremonial para usar la disgresiòn arborescente como un rizoma y contarnos su vida y la de sus primas. Para los que hayan leído esa novela de Aurora Venturini  en la que Yuna es la narradora será imposible creer la economía de recursos lingüisticos con los que Ferradás, sintetiza su vida y la de su hermana y primas.
Podemos decir que no falta ni un sólo detalle que no las pinte de cuerpo entero a su madre, su hermana y sus primas. 
Lo cierto es que luego  de esa magnifica adaptación que es, a la postre, una re escritura, nuestra Yuna debe validar los pergaminos del personaje dislálico que hablará de su vida y la de su familia.
Con la velocidad de un rayo Marcela Ferradás despliega su monólogo sin fallarle ni una vez a su misnusvalía del habla que provoca tensión e hilaridad en el pùblico pero, que es tan aboslutamente abarcadora de su historia como es su presencia plena colmando el escenario.
Las razones por las que no se casó jamás, el asco que le produce la discapacidad de su hermana  Betina (jorobada, enjuta, con brazos y piernas cortas) los 6 dedos en cada pié de Carina, la hija de Nenè que además tiene como una verruguita en forma de 6to dedo en una mano, el enanismo atroz de Petra a la que llama "liliputiense", y los avatares de crecer, menstruar, abortar o parir.
Nada falta como tampoco el orgullo de Yuna que tiene una discapacidad que, si no habla, jamás se notará y sólo prevaleceràn sus cuadros y su belleza.
Esta puesta que Horacio Peña dirige con maestrìa, se le atreve a dos nodos complejos a la hora de re-presentar. Uno de ellos es hablar sólo de mujeres, siendo los hombres, nombrados en tanto peligro por su heteronormatividad y su capacidad de dañar o aprovecharse de una fémina en desventaja. En esta puesta habla una mujer de otras mujeres, sin piedad pero sin tapujos ni mentiras, Yuna puede ser cruel, pero nunca más que lo que el patriarcado lo es con nosotras, con su violencia simbólica, psicológica y femicida. Sólo cuenta el cuerpo socialmente aceptado, sin fallas ni fìsicas ni mentales,  esos brevísimos 50 minutos que el espectador desea que no terminen jamás.
El otro nodo que explora  es la categorìa de lo montruoso, en palabras de Gabriel Georgi:
"Lo monstruoso materializa lo invisible, y por eso indica otro umbral de realidad de los cuerpos, sus potencias desconocidas pero no por ello menos reales. Por eso encuentra en la literatura y el arte un lugar para presentarse: porque los lenguajes estéticos apuntan hacia lo singular, hacia lo que en la serie de los cuerpos disloca las clasificaciones y la sintaxis, y deja ver lo que en ellos desborda los modos de inscripción social, jurídica y política de lo humano. El lenguaje del monstruo es un lenguaje sin lugar, como su cuerpo es un cuerpo ajeno, o disruptivo, respecto de las gramáticas del pensamiento y de la vida social. (1)
Para decirlo en otras palabras, lo monstruoso se inscribe desde siempre en la "otredad", en un "no lugar", disloca y trastorna las nociones no sólo de aceptaciòn de la normativa social sino que ademàs mortifica al realismo, por eso Yuna si no habla, se queda fuera de la denominación y cuando lo hace el receptor pesca su disloque enunciativo pero quiere màs. Y no creo que obedezca al morbo de muchxs, sino más bien, al deleite de la historia que Yuna nos cuenta, sin despeinarse ni arrugarse la espléndida vestimenta de los años 40 o 50 con la que nos recibe y su cabellera aireada como batida y espléndida.
Marcela Ferradás hace un trabajo de interpretaciòn descomunal que merece no sólo esta crìtica sino el boca a boca de todxs los que vean el espectàculo.
Todas las decisiones estéticas son acertadísimas,  la escenografìa de Alejandro Mateo con cuadros que cuelgan sin imágenes porque todo lo llena el personaje, el peinado de Miguel Ale Granados y el vestuario de Luciana Gutman, junto al diseño de iluminación de José Binetti colaboran con la diégesis.
Convencida, sostengo que Yuna es ella y nadie màs. Y ahora hay que ver la puesta porque hay más, mucho más.  
 
 
 
 
(1) Giorgi, Gabriel (2009). “Política del monstruo”. Revista Iberoamericana LXX 227: 323-9
 
Ficha Artéstico/Técnica
 
Diseño gráficoAixa Rizzo

 

NÜN TEATRO BAR
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Entrada: $ 1.200,00 - Domingo - 19:00 hs - Hasta el 26/06/2022

 

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