Narciso en su laberinto



La ira de Narciso escrita por Sergio Blanco, dirigida por Corina Fiorillo y protagonizada por Gerardo Otero, postula una indagaciĆ³n sobre el teatro como creador de verosĆ­miles en los que narraciĆ³n y representaciĆ³n se mixturan dejando al espectador con la inquietud del simulacro. Los jueves y viernes en Timbre 4.

Por Teresa Gatto

¿Para quĆ© intentas en vano

atrapar fugitivas imĆ”genes? […]

Esa sombra que estƔs viendo

es el reflejo de tu imagen.

Ovidio

 

La tentaciĆ³n de indagar una vez mĆ”s el mito de Narciso, las variaciones que sobre Ć©l ha hecho Ovidio en La Metamorphosis y sus proliferaciones es muy fuerte. Pero estĆ” es una crĆ­tica de una puesta teatral que tiene a Narciso desde el paratexto inicial en primer plano pero que a la vez postula un mecanismo de puesta en abismo y simulacro muy bien logrado.

Cuando me refiero a simulacro, tan sĆ³lo refiero a personajes, sujetos que rotan de modo permanente sus identidades para ser cada uno en el otro y asĆ­ hasta el infinito.

Gerardo Otero, su Ćŗnico protagonista, se las ve con los diversos desdoblamientos que el texto propone. SerĆ” Gerardo, serĆ” el alter ego de Sergio Blanco, el autor y serĆ” un Narciso cuyo laberinto es inabarcable aunque poseyĆ©ramos el hilo de oro de Ariadna. Aunque ese sea otro mito, la monstruosidad de ciertas alteridades los asemejan.

Un joven escritor, el personaje Sergio Blanco, se traslada a Liubliana (Eslovenia) a dictar una conferencia sobre el mito en cuestiĆ³n). Dos obsesiones lo acechan: conectar todos sus dispositivos virtuales y salir a correr por el bosque.

El bosque por el que el personaje Blanco sale a trotar es indispensable para ciertos encuentros con su espejo.

AdemĆ”s, sabiendo que su estadĆ­a puede generarle soledad y deseo, se conecta a travĆ©s de una red social de citas con un joven, Igor, con el que mantendrĆ” encuentros de carĆ”cter erĆ³tico a lo largo de su estadĆ­a.

Ya desde el primer encuentro, una perturbadora mancha de sangre en la alfombra, ha quedado como una seƱal que al principio no inquieta lo suficiente, pero que proliferarƔ a lo largo de la puesta.

¿CuĆ”ntos Narcisos pueden existir? Por las caracterĆ­sticas del personaje mitolĆ³gico es condiciĆ³n de posibilidad de la narraciĆ³n que exista uno solo. AsĆ­, se configura esa mirada asĆ­ sĆ­ mismo que viene del mito y que Blanco configura con maestrĆ­a para que Gerardo Otero aporte la dramaticidad necesaria del hecho teatral con solvencia, toda vez que manipula la tecnologĆ­a durante la obra para mostrarnos cĆ³mo los hechos se suceden y cuĆ”nto de imperativo tiene la luz, las imĆ”genes y los sonidos.

Posiblemente el espectador no habituado piense que sĆ³lo le estĆ”n contando una historia, pero no es asĆ­. Hay representaciĆ³n toda vez que el cuerpo de Otero asume los diversos roles que le tocan y se despliega y pliega en nodos narrativos que redundan en una nueva representaciĆ³n de “otro” yo que es propio y ajeno. Y que se asume como testigo de lo acontecido a los Narcisos que como en un laberinto se desenvuelven y enrollan toda vez que la ficciĆ³n lo pida.

La direcciĆ³n de Corina Fiorillo hace posible un mecanismo que le redunda en puro beneficio a el (los) personajes que simulan ser “reales” cuando sĆ³lo son constructos de un texto dramĆ”tico que difiere y traslada la secuencia mitolĆ³gica (sabida por muchos receptores) pero la resuelve de un modo novedoso y a la vez sospechado.

Narciso encerrado en su laberinto se llena de inquietud, esa inquietud que da paso a otra sensaciĆ³n emocional obtiene un crescendo dramĆ”tico que apoyado en la escenografĆ­a del gran Gonzalo CĆ³rdoba EstĆ©vez, la iluminaciĆ³n de Ricardo Sica y la realizaciĆ³n audiovisual de Francisco Castro Pizzo, redundan en una puesta novedosa. Carente de un realismo que a veces estĆ” muy envejecido y maltrecho y que impulsa a demoler presupuestos y ya sabidos en pos de un teatro que juega con los lĆ­mites, mortifica las nociones de autor, personaje y verosĆ­mil y a la vez lo construye con gran logro.

La ira de Narciso llega y el espectador puede darle otra vuelta de tuerca al mito y a ese tĆ©rmino que peyorativamente se usa para denostar: Narcisista.

 

 

Dramaturgia: Sergio Blanco

ActĆŗan: Gerardo Otero

IluminaciĆ³n: Ricardo Sica

DiseƱo de escenografĆ­a: Gonzalo CĆ³rdoba EstĆ©vez

Video: Francisco Castro Pizzo

Fotografƭa: SebastiƔn Arpesella

DiseƱo grƔfico: El Fantasma De Heredia

Entrenamiento corporal: Viviana Iasparra

Asistencia de direcciĆ³n: MarĆ­a GarcĆ­a De Oteyza

Prensa: Marisol Cambre

ProducciĆ³n: MĆ”xime SeugĆ©, Jonathan Zak

DirecciĆ³n: Corina Fiorillo

TIMBRE 4

MĆ©xico 3554 

Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

TelƩfonos: 4932-4395

Web: http://www.timbre4.com

Entrada: $ 300,00 - Jueves - 20:30 hs - Hasta el 24/05/2018

Entrada: $ 300,00 - Viernes - 20:30 hs - Del 02/03/2018 al 25/05/2018

FunciĆ³n Estreno: Viernes 2 de marzo

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