Jorobado, el encierro de un cornudo



La obra, adaptada libremente de textos de Roberto Artl, alcanza en la interpretación de Claudio Pazos niveles de excelencia actoral bajo la minuciosa dirección de Jorge Diez. Los sÔbados en el Teatro la Comedia.

Por Teresa Gatto

 

“Y ahora estoy aquĆ­, padre, para pedirle la absolución de mis pecados y el perdón, porque me matarĆ©. Es necesario que aproveche este intervalo de lucidez para exterminarme, antes que vuelva la horrible tentación a lanzarme al bosque en busca de vĆ­ctimas…”

Los hombres fieras, de Roberto Artl.

Una luz tenue. Se dirĆ­a una lamparilla, es toda la iluminación que Claudio Pazos, el hombre torturado, necesita para que esa cuasi penumbra refleje la oscuridad de su tormento.
CuĆ”nta monstruosidad en Arlt, cuĆ”nta mĆ”s en el obra que Pazos ha escrito tomĆ”ndolo como hipotexto.
Encerrados junto a él, los espectadores de esa cÔrcel sin rejas, de ese encierro sin paredes, nos sumergimos una y otra vez en las calamidades de las mùltiples facetas que pazos encara. Una caja sencilla es usada una y otra vez con múltiples significados. "Matar el horror", se podría llamar la puesta.
Pero ¿quiĆ©n es quiĆ©n? Mitad mujer, mitad hombre, puede arrojarnos a la cara con un sólo tacón rojo toda la misoginia que Arlt desplegó en sus textos. Una suegra pulpo, un virginidad tĆ©cnica, un machismo cruel. Y el asco, la jiba y el asco.
El jorobado es la excusa ideal para mostrar lo inaceptable, infenable y hostil para la pretendida normalidad. Lo monstruoso acecha desnudando la miseria de todos y todas.
Las mujeres presentadas como siniestras y deseadas son otro pretexto para discurrir sobre la necesidad de terminar con todo. Cuanto antes.
Pazos sabe hacerlo muy bien. Su cuerpo moldea la escena. No hay vuelta, giro o contorsión que le escatime al  drama. No hay gota de sudor que, por la proximidad que tenemos con ese casi ring side, se nos escape de la vista.
Su voz asume, orgĆ”nica, todas y cada una de las inflexiones. Su encierro es el nuestro. Su insilio se hace evidente. Pero ¡cuidado! NingĆŗn rostro de los que el actor asume se aleja de lo dramĆ”tico: puede haber algo de farsa, pero siempre estĆ  apegada al dolor. Puede haber sutiles rasgos de hilaridad pero siempre de la mano del sufrimiento; un lapso de tensión nos hace sonreir para no desfallecer con Ć©l.
Para quienes hayan leìdo a Artl y para quienes no, este trabajo es la mejor definición de una re-presentaciòn del escritor partido tempranamente. Muchos tópicos de su universo aparecen retratados aquí, se hacen voz, eco, carne, retruécano de huesos astillados, deformidad de pobres corazones, últimos alaridos de un mundo que cambia vertiginosamente.
El diseƱo lumĆ­nico, el escenogrĆ”fico y las variadas flexiones corporales de excelente dirección coreogrĆ”fica junto a la direcciòn de Jorge Diez se agradecen infinitamente.
El dolor, la fatiga de existir en un mundo que no perdona y al que no perdonamos conviven en esta puesta maravillosa en que la Pazos se luce otra vez. ¡CuĆ”nta humildad con esencia de Gloria!


 

TEATRO LA COMEDIA

Rodrƭguez PeƱa 1062 (CABA)
http://www.lacomedia.com.ar/
TelƩfono: 4815-5665
Entradas $100 - SƔbados 21.15 hs.

 

Ficha Artƭstico/TƩcnica

Dirección: Jorge Diez
Dramaturgia: Claudio Pazos
IntƩrpretes: Claudio Pazos
DiseƱo de luces: Violeta Diez
FotografĆ­a: GrIn Multimedia
Asistencia de dirección: Virginia Mazzarella
Prensa: Marcos Mutuverria
Producción ejecutiva: Virginia Mazzarella
DiseƱo de coreografia: Mecha FernƔndez
Dirección de arte: Jorge López

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